miércoles, 19 de julio de 2017

EL SEÑOR CIEMPIÉS

Para los que no hemos nacido sabios, con frecuencia, el camino a la sencillez es bastante complicado. 




El señor ciempiés
salió de paseo;
marchaba descalzo,
pero con sombrero.
 
El señor ciempiés
se muere de risa,
pues le hace cosquillas
todo lo que pisa.
 
El señor ciempiés
se fue al zapatero
a encargar cien pares
de zapatos nuevos.
 
Estrenó zapatos,
el señor ciempiés,
y ahora no se ríe,
le ocurre al revés.
 
Los calza y se cansa,
le aprietan, “le duelen”.
Cuando se descalza,
sus cien pies le huelen.
 
Y, desde aquel día,
nadie ha vuelto a ver,
calzando zapatos,
a ningún ciempiés.
 
 
Emilia García Serna

 
Del Regalo del Hada Blanca
(Todos los derechos reservados)