El humilde cardo mariano crece en los márgenes de los caminos, entre las piedras, el polvo y otras plantas silvestres. Se protege con duras espinas puntiagudas hasta que florece. Numerosos estudios clínicos han demostrado la importancia de la silimarina, que es el principal componente del cardo mariano, como agente protector del hígado. Está demostrada su eficacia contra numerosas enfermedades.
¡Otro tesoro!
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