Hoy, 28 de marzo, recordamos el día que se apagó la voz de Miguel Hernández en 1942, pero Miguel Hernández es poesía y la poesía nunca muere. En este soneto, publicado en el libro que escribí para él, "El regalo del Hada Blanca", quise prestarle mi voz, después de ese fatídico día.
Estoy entrando en ti con estos versos.
¿Será que acaso existo, si no estoy?
Llegué hasta el otro lado y aún me doy
a tu amor. De palabras son mis besos.
Atrás quedó mi piel, mi voz, mis huesos,
y sin embargo, aquí me tienes hoy.
Amor, soy amor, y es por amor que soy
objeto de inmortales embelesos.
¿Recuerdas cómo y cuándo comenzó?
¡Perdura!, más aún, ¡te reconquisto!
Ni la muerte conmigo terminó.
Es tan fuerte el amor, por el resisto.
Sé que me sientes y me amas, porque yo:
Después de muerto te amo, luego existo.
Emilia García Serna
Del libro: "El Regalo del Hada Blanca"
Todos los derechos reservados.