Este óleo de las abarcas de Miguel Hernández es un regalo de mi amiga Majo Ribera Caballer, que casi llegó a tiempo para la portada del libro que escribí en el centenario de su nacimiento.
"Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.
Y encontraban los días,
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas..."
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas..."
Miguel Hernández